- Las altas temperaturas ponen en riesgo la sostenibilidad del suelo, un recurso no renovable y fundamental para el ordenamiento productivo y ambiental del país.
- Incendios alteran las propiedades físicas, químicas, biológicas y mineralógicas del recurso, disminuyendo su capacidad de fertilidad y de generar nuevas raíces.
- Para evaluar las condiciones de los suelos y determinar el tiempo que tardaría su recuperación y regeneración vegetal, el IGAC recomienda tomar muestras de suelos de las zonas afectadas para su respectivo análisis en el Laboratorio Nacional de Suelos.
- IGAC sugiere a los agricultores y campesinos, implementar nuevas prácticas para el cuidado del suelo y el manejo responsable de sus cultivos.
Bogotá, D. C., 1 de febrero de 2024. Colombia atraviesa por una de las emergencias ambientales más fuertes de los últimos años producto del fenómeno del niño, en diferentes regiones del país se han registrado altas temperaturas ocasionando conflagraciones que no solo afectan los ecosistemas y todas las formas de vida que allí habitan, sino también los suelos y cultivos que son esenciales para la sostenibilidad alimentaria.
Frente a esta problemática, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi - IGAC, como autoridad nacional del estudio de la vocación de los suelos, pone a disposición de las diferentes autoridades locales y nacionales el Laboratorio Nacional de Suelos, con el fin de evaluar sus condiciones y así determinar el tiempo que tardaría su recuperación y regeneración vegetal, de tal forma de conocer con exactitud el tipo de especies que se pueden sembrar y qué insumos utilizar al momento de la siembra.
El Instituto considera que estos estudios son fundamentales para saber el estado de los suelos, pues el aumento de la temperatura destruye por completo sus propiedades naturales y que son fundamentales para los ecosistemas y la vida humana.
En la mayoría de los incendios, la temperatura llega a los 1000 °C en la superficie del suelo, destruyendo así la materia orgánica de origen vegetal y acelerando considerablemente los procesos erosivos del suelo; esto a su vez aumenta las emisiones de CO2 a la atmósfera e incrementa los gases de efecto invernadero, uno de los factores principales que elevan la temperatura del planeta.
Los incendios forestales que actualmente se presentan en diferentes regiones del país, modifican drásticamente las condiciones hidro físicas del suelo, destruyendo su estructura y la materia orgánica que allí se encuentra.
Estos efectos perjudican negativamente el almacenamiento y el movimiento del agua al interior del suelo, los cuales se reflejan en la disminución de los caudales de los ríos y en el almacenamiento en los embalses, así mismo, alteran las cualidades físicas, químicas, biológicas y mineralógicas de los suelos, acelerando los procesos erosivos y disminuyen su capacidad de fertilidad, lo cual perjudica considerablemente los procesos de siembra y los alimentos que diariamente se producen en el país.
Regiones más afectadas
Por medio de mapas, el IGAC ha evidenciado que, durante los primeros días del 2024, las regiones Andina y Caribe han registrado un mayor déficit de agua en el suelo, aumentando la probabilidad de nuevos incendios forestales.
Las zonas más vulnerables es la costa Caribe, en especial la línea de playa y el departamento de La Guajira. De igual forma este fenómeno se presenta en diferentes sectores de la región Andina, específicamente en zonas como los valles interandinos del Cauca y Magdalena, el altiplano cundiboyacense, los Ríos Suárez y Chicamocha en Boyacá y Santander, en los departamentos de Nariño y Valle del Cauca y en sectores como el Catatumbo en Norte de Santander.
Recomendaciones para el cuidado y protección del suelo
Para minimizar los impactos que se generan debido a las altas temperaturas, el IGAC recomienda a los agricultores y campesinos de las zonas más afectadas, implementar otras prácticas diferentes a las habituales con el fin de garantizar el cuidado del suelo y el manejo adecuado de sus cultivos:
- Aumentar la cantidad de materia orgánica, para mejorar la estructura, aireación y drenaje del suelo e incrementar su capacidad para retener nutrientes y agua.
- Implementar la técnica “mínima labranza”, realizando el menor número de pasadas en el suelo, el cual mejora las propiedades físico-químicas del suelo.
- Erradicar prácticas insostenibles para el suelo que ponen en riesgo su cuidado y protección como la eliminación de la cobertura vegetal y la quema inmediata del rastrojo. Esta práctica afecta la actividad de los microorganismos que ayudan a recuperar la estructura del suelo y su capacidad productiva.
El IGAC continúa trabajando por el cuidado y conservación de los suelos del país y así seguir construyendo una Geografía para la Vida.