La calidad de los datos se asegura comparando la información de la oferta en terreno con la información registrada en el Observatorio Inmobiliario, en especial en las bases catastrales, lo que permite calcular las diferencias entre ellas y establecer parámetros de confiabilidad.
Posteriormente, se evalúa si la oferta puede clasificarse como real y válida para su inclusión en la elaboración de diferentes productos.